La propuesta de Worley, que ha generado gran polémica, consiste en reunir a todos los homosexuales -gays y lesbianas-, encerrarlos en un recinto cercado con una valla electrificada, para que no puedan salir de ahí. Así hasta que mueran y, entonces, desparecerán porque "no habrán podido reproducirse".
Y añadió: "Me pone enfermo sólo pensarlo -no sé ni siquiera si decirlo en el púlpito- pero ¿podéis imaginaros a un hombre besando a otro?".
Por si quedaban dudas sobre su postura, añadió, en referencia a Obama que "no voy a votar por un asesino de niños y amante de los homosexuales". Unas palabras a las que los congregados respondieron con un "amén".
Una asociación local contra la incitación al odio ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales y organizó una protesta este domingo fuera de su iglesia.
"Tenemos que llenar la calle, enfrente de la iglesia, las personas deben tener sentido común para decirle al mundo que el odio no es bienvenido en nuestra comunidad", dijeron los miembros de la organización.
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