Recientemente, varios grupos de científicos han creado células tiroideas en un laboratorio. También hicieron crecer una oreja sobre la piel del brazo de una mujer y han ganado el Premio Nobel por descubrir cómo reprogramar las células para que puedan convertirse en otras células de diferente tipo.
En un futuro no muy lejano puede que no existan límites para la clase de órganos y partes del cuerpo que podrían crearse desde cero. Uno de los objetivos consiste en lograr que la donación de órganos sea obsoleta, o al menos mucho menos necesaria, lo que eliminaría las largas listas de espera que existen actualmente para los trasplantes. Utilizando las células del propio paciente, la nueva medicina regenerativa también solventa los problemas de carácter ético y reduce las posibilidades de rechazo de los nuevos órganos.
"Por primera vez tenemos la posibilidad de crear un suministro virtualmente ilimitado de todas las clases de células y de generar las combinaciones necesarias para fabricar cualquier cosa que queramos", declaró Robert Lanza, investigador de células madre y jefe científico de Advanced Cell Technology, una firma de biotecnología ubicada en Marlborough, Massachusetts.
Según Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa Wake Forest de Winston-Salem, Carolina del Norte, los investigadores lograron cultivar e implantar tres tipos de órganos: tejidos planos como la piel, estructuras tubulares como los vasos sanguíneos y órganos huecos como estómagos y vejigas.
El próximo objetivo incluye órganos sólidos como el corazón, el hígado y los riñones. Estas estructuras son particularmente complicadas de fabricar porque contienen gran cantidad de células diferentes y necesitan numerosos vasos sanguíneos para transportar los fluidos dentro y fuera del órgano.
En todo el mundo grupos de científicos trabajan arduamente en una gran variedad de estrategias para crear esta clase de órganos complejos.
El proceso comienza generalmente con la extracción de células del receptor seleccionado. Esas células a menudo provienen de la parte del cuerpo que necesita ayuda. Sin embargo, Shinya Yamanaka, de la universidad japonesa de Kyoto, anunció en el 2006 que había identificado genes que se podían utilizar para hacer volver a las células maduras a su estado embrionario.
En un esfuerzo por crear órganos sólidos de tamaño real, los científicos utilizan estructuras de sostén que dan soporte a las células cultivadas en el laboratorio. El equipo de Atala, por ejemplo, trabaja en una impresora tridimensional que utiliza tecnología de chorro de tinta para esculpir una especie de fotograma de la forma deseada. Otra estrategia consiste en extirpar células de órganos donados y remplazarlas con las células del paciente receptor.
Los progresos que se están realizando van tan rápido que Lanza espera ver una proliferación de órganos creados en laboratorios en la próxima generación.
Fuente: Discovery
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